Dedicaremos la entrada de hoy al tema de ver películas en familia. Esto pasa a ser un complemento a la entrada de la semana antespasada, donde reflexionamos sobre la importancia de la lectura en familia. En ambos casos se trata acercarnos a vivir una sana entretención, que nos permita recuperar espacios y tiempos auténticos para crecer en nuestros hogares.
Si hay un asepcto que destaca en nuestro mundo actual es la tecnología, la cual llena gran parte de nuestras actividades cotidianas. En efecto, estamos gran cantidad de horas frente a una pantalla de televisión, computador o celular, ya sea buscando información, comunicándonos con otras personas, etc. Una de ellas es la misma entretención, donde vemos afianzarse una auténtica cultura de la imagen. Mas hoy, con la consolidación de medios de entretención via streaming, disponemos de una oferta de películas nunca antes pensada. Lamentablemente tras esta infinidad de ofertas, hemos ido perdiendo la capacidad para discernir qué películas valen realmente el tiempo de ver. Parte de este problema proviene del hecho que hoy el mundo del entretenimiento es una industria. Grandes intereses económicos se han sobrepuesto a la creatividad y la promoción de principios y valores positivos. Lo cuantitativo muchas veces antecede a la calidad, lo cual se evidencia en la proliferación de series con varias temporadas que nos invitan a seguir una historia que muchas veces se alarga más de lo necesario, obligándonos a pasar más horas frente a la pantalla. También somos testigos de cómo los efectos especiales han saturado el mundo de las películas, induciéndonos a someternos a una explosión de estímulos que muchas veces nos asombran, pero sin darnos cuenta que no tienen gran contenido. Es el caso, por ejemplo de los superhéroes de los mundos de Marvel o DC. Cuánta diferencia hay entre la historia de un Batman de revista de los años 80 o antes, respecto de las versiones cinematográficas recientes.
Sumado a lo anterior está la proliferación de dispositivos móviles, lo cual dificulta ver una película en familia ya que cada uno quiere ver algo distinto. Por otra parte, como consecuencia de esta cultura de la imagen, hemos ido perdiendo nuestra capacidad de atención por tiempos prolongados, de modo similar a cómo ocurre con la lectura. Esto promueve la creación de contenidos audiovisuales de corta duración, sin mayor contenido que una situación divertida o violenta como solemos ver en TikTok. Tampoco debemos olvidar que con el mismo desarrollo de la llamada inteligencia artificial, muchos contenidos suelen estar modificados, impidiéndonos con certeza saber distinguir lo verdadero de lo falso.
Frente a este panorama donde prima lo individual, lo instantáneo y emotivo, la familia se ve afectada al no disponer de espacios apropiados para cultivar momentos de encuentro y crecimiento espiritual. Sin embargo, las películas han sido desde sus inicios motivo para transmitir mensajes positivos con alto grado de creatividad, cuando sus directores comprenden el sentido de su profesión. Si miramos más allá de la motivación puramente económica, las películas pertenecen en rigor a la categoría de la creación artística, cuyo verdadero sentido es la belleza. Con ello no estamos reduciendo las películas a una cuestión estética, donde los críticos y teóricos del cine han dificultado al público común y corriente su apreciación con elementos que nos impiden disfrutar y valorar la auténtica belleza que puede haber en una historia bien ilustrada. Se trata en definitiva de sorprendernos con los grandes temas que mueven y dan sentido al ser humano: el sacrificio, la valentía, la amistad, el heroísmo, Dios, y por cierto, la familia, entre muchos otros.
Hoy, en tiempos de conexión global, al igual que con los libros, poseemos centenares de películas al alcance de nuestros hogares. Muchas de ellas están libres de derecho de autor, otras pueden ser vistas por un precio módico a través de servicios en línea. Con ello, podemos volver a disponer de un espacio en nuestros hogares, donde una buena historia, bellamente presentada y actuada, de sentido a nuestro ocio, congregándonos como familia. De seguro que, si sumamos a dicha instancia algo para comer, entonces podremos reunirnos y tener un tema de conversación sobre el cual volveremos a mirarnos y escucharnos, desconectándonos por un tiempo de nuestros celulares.
A modo de conclusión, invitamos a ver la película You Can´t Take It With You (original en inglés), en español conocida como Vive como quieras, o, Tómalo o Déjalo (en español doblada). Esta película ha quedado muchas veces relegada a un segundo plano, por otra igual de famosa, del mismo director, Frank Capra, It’s a Wonderful Life (La vida es bella). Si bien comenzaremos en el futuro a exponer algunos comentarios sobre películas en la línea de lo que hemos expuesto hoy, podemos adelantar que ésta contiene elementos que la convierten en un clásico del cine familiar. Su director logró plasmar ya en 1938, a través de una hermosa historia, el sentido de la vida, la importancia de la familia por sobre el éxito, la riqueza y el poder, temas vigentes que nos siguen interpelando.
Que San Juan Bosco, patrono del cine, interceda por nosotros ayudándonos a conocer películas que nos muestren al ser humano como creación e imagen de Dios, para así en familia cuidar nuestra fe en Cristo. Sagrada Familia, ruega por nosotros.
+ pax et bonum