Puerto seguro

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Konstantinos Volanakis, Anchored Boats, 1895 (imagen de dominio público)

Dedicaremos esta primera entrada a explicar brevemente el por qué el nombre de esta sección y que dará sentido a todas la futuras entradas que aquí vayamos publicando. Entre el vasto tesoro de escritos que forman parte de la tradición de la Iglesia, están las obras de un gran santo y doctor, San Agustín de Hipona. Una de sus obras, lleva por título “De la vida feliz”. El texto, compuesto en el año 386 d.C., aborda uno de los grandes problemas filosóficos que ha proecupado al ser humano: ¿qué es lo que nos hace verdaderamente felices? Como suele suceder, los que logran plantearse la pregunta, suelen buscarla en el lugar equivocado y son los que desarrollando doctrinas atractivas y seductoras arrastran a muchos otros acrecentando el mal inicial. San Agustín recrea este problema con una bella imagen: la filosofía como un puerto seguro donde fondear y evitar naufragar en el mar abierto. Qué idóneo recuperar esta imagen hoy en el archipiélago de Chiloé, donde la navegación forma parte de nuestro paisaje y cotidianidad. Es nuestro propósito, por tanto, que del ajetreo cotidiano, esto es, entre islas, puertos y lanchas, brille un espacio para reflexionar sobre el ritmo de nuestras vidas a la luz de la fe en Cristo y su Iglesia, que es parte también de nuestra identidad cultural en este archipiélago.

En los tiempos actuales, corrientes extrañas se afanan por alejarnos del anhelo por la auténtica tierra firme que no es otra sino la Patria Celeste. Como afirma san Agustín en dicho libro, “por todas partes les sonríe la pérfida serenidad de los deleites y honores”. La reflexión bien ejercida y conducida es precisamente aquella que atenua y calma nuestra vanidad, nos aleja de la ilusión de una felicidad puramente terrena, “errando entre las tinieblas, o viendo las estrellas que se hunden en el mar, o retenidos por algunos halagos, dejan pasar la oportunidad de la buena navegación y siguen perdidos por largo tiempo, con peligro de su vida”.

Es necesario que en los tiempos recios que vivimos, dispongamos tiempo para volver a lo esencial, a lo que alimenta nuestra fe, dialogando con la cultura actual, pero sabiendo discernir entre lo que es bueno y malo. “Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y por los siglos. No os dejéis llevar por doctrinas diversas y extrañas” (Hb 13, 8-9). Con este propósito iremos creando textos que inviten a una sana reflexión, que nos dispongan más a una vida cristocéntrica, donde un ocio bien entendido, puede también alimentar nuestro espíritu y ser fuente de gran provecho personal, familiar y comunitario.

Para cerrar, encomendamos esta sección a María Santísima, Madre Dios y de todos nosotros, para que guíe esta empresa como estrella del mar (stella maris) y nos permita con su interseción ante Jesús, generar buenos frutos en nuestros lectores para mayor gloria de Dios, pues “por sus frutos los conoceréis” (Mt 7, 15).

+ pax et bonum

Nota: la expresión pax et bonum corresponde al lema usado por San Francisco de Asís y su orden y que puede traducirse por “paz y bien” a modo de despedida.

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